domingo, 17 de febrero de 2013

VEREDICTO


VEREDICTO

Parece extraño
que de tanto deambular
por las calles ardientes
de mi pueblo,
la injusticia,
la intolerancia,
y el hambre
fueran lo único
que tienen para ofrecer.

Ellas se confabulan
contra el desposeído,
contra el desplazado,
contra el inmigrante.

Pretendemos culparlos
de cada suceso
de cada muerte,
de cada violación,
de cada robo,
de cada tragedia que ocurre.

 ¡Hay que tener un culpable!
y…  ¿Quién mejor que tú
que deambulas
sucia, con hambre, sed y frío?
¿Qué caminas  con el dolor en tu cuerpo?

 ¡Hay que hallar un culpable!
para justificarnos
y así purificar
-cual demonio-
nuestras faltas.

Camino y con sorpresa observo,
centenares de damnificadas,
miles  de desplazadas,
millones de desposeídas,
no solo en las calles de mi pueblo
sino en el mundo entero.
  
Pero me sorprendo aún más
cuando miro la imagen
de mi rostro reflejada en el espejo,
¡inmóvil!
¡indiferente!
¡dopada ante el dolor!

Entonces sin pena
y con sarcasmo,
culpo a la amiga, a la vecina,
al mandatario...y culpo al mundo.

Solo existe  una triste realidad:
Soy yo…
la actriz principal de
esta comedia de culpables
y  tú,
que vagas sin rumbo
que merodeas sucia,
con hambre, sed y frío,
que caminas con el dolor en tu cuerpo,
sólo eres, víctima mía.

Soy yo quien lleva sucia el alma
por ser tan indiferente,
soy quien tiene hambre
de amor,
soy quien tiene sed
de ternura,
soy yo quien necesita abrigo,
de tolerancia y humildad,
soy yo, realmente,
quien camina lento
con el dolor en el cuerpo,          
de verme, a mí misma…



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